GRANDES MAESTROS DEL ARTE
Lote 254:
Cristo Expirante de grandes dimendiones y espectacular pátina acorde a datación enteramente realizado en bronce patinado. Medidas: 50 cm de pies a cabeza, y 44 cm de mano a mano. (Carrara, 1577-Florencia, 1640). Escultor italiano. Se forma con Giambologna de quien es ayudante. A la muerte del maestro termina las obras que éste había dejado inconclusas, entre ellas la estatua ecuestre de Felipe III de la Plaza Mayor de Madrid, y le sucede como escultor de la corte de los Médicis. Es el más eminente seguidor de su maestro y el mejor de los escultores florentinos de la primera mitad del siglo XVII. Sus figuras más famosas son los cuatro esclavos de bronce de la base del monumento a Fernando i de Médicis en Livorno, fechados entre 1615 y 1624 y caracterizados por un realismo pleno de frescura. En 1627 realiza las fuentes de la plaza de la Anunciación de Florencia, construidas en origen para Livorno. En ellas se percibe el énfasis por el detalle, el virtuosismo y la decoración característica del manierismo tardío. Entre 1627 y 1634 hace las estatuas doradas en bronce de Fernando I y Cosme II de Médicis para la capilla de los príncipes en San Lorenzo de Florencia. Su última gran obra es la estatua monumental de Felipe IV ecuestre situada frente al Palacio Real de Madrid, realizada entre 1634 y 1640, trasladada a España y retocada por su hijo Ferdinando. Este retrato ecuestre está emparentado con los de Giambologna y carece del ímpetu barroco del Alessandro Farnese, de Francesco Mochi, y del Constantino, de Bernini. Continúa la tradición tardomanierista y trabaja mejor el bronce que otros materiales, por lo que las estatuas de mármol suelen ser realizadas por sus ayudantes siguiendo sus instrucciones. Construye un sofisticado estilo manierista giambolognesco introduciendo algún elemento naturalista en sus obras. En la obra del Prado, Felipe IV, ecuestre, jinete y caballo están fundidos independientemente y pueden separarse. La figura del rey es semejante al Felipe IV joven del cuadro Felipe IV, príncipe y el enano Miguel Soplillo, de Rodrigo de Villandrando (Prado). El caballo, similar al de Marco Aurelio de Roma y al de Enrique II de Francia, de Daniele da Volterra, levanta la pata delantera y el jinete sujeta las riendas con la mano izquierda y la bengala, en actitud de mando, con la derecha. Existe otra estatuilla ecuestre de Felipe IV atribuida a Pietro Tacca en el Arts Institute de Detroit. Procedencia: colección particular, Madrid.