Óleo sobre lienzo
147 x 100 cm
Tal fue la admiración por el arte de Massimo Stanzione que se le apodó el Guido Reni napolitano. De hecho, sus obras combinan el clasicismo de la pintura emiliana de Reni y Domenichino con el tenebrismo dejado como legado por Caravaggio. Comenzó como retratista, asumió más tarde la connotación de pintor barroco dedicado a los tiempos sagrados, de hecho sus obras más importantes se reconocen en los grandes retablos así como en los ciclos de frescos para iglesias napolitanas. Rival artístico de Jusepe de Ribera, dominó la escena napolitana de la primera mitad del siglo XVII como Spagnoletto. Stanzione influyó fuertemente en el ambiente pictórico napolitano que lo siguió, habiendo sido un líder importante de la escuela. Tuvo un amplio e inmediato seguimiento, convirtiendo a sus temas a pintores como Filippo Vitale y Francesco Guarino, quienes hasta entonces se habían expresado en la estela de la tradición naturalista. Entre sus numerosos alumnos o seguidores podemos mencionar: Andrea Vaccaro, Bernardo Cavallino, Muzio Rossi (Nunzio), Pacecco De Rosa, Onofrio Palumbo, Domenico Gargiulo, Giovanni Ricca, Giuseppe Marullo, Nicola Marigliano, Antonio De Bellis, Agostino y Giuseppe Beltrano, Carlo Rosa, Domenico Finoglia, Andrea y Niccolò Malinconico, Nicolò De Simone. Todas personalidades artísticas, a menudo del más alto nivel, que estigmatizaron inequívocamente la importante contribución de Massimo Stanzione al panorama artístico napolitano del siglo XVII.